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sábado, 8 de agosto de 2015

LA OUIJA




La maldita oui-ja

Si hay una práctica paranormal mayoritariamente extendida es la de la vasografía, la oui-ja, también conocida por el improcedente nombre de "el juego del vaso".

Ya en tiempos de Pitágoras, allá por el 540 a.C, el célebre filósofo y pensador griego mantenía frecuentemente con sus discípulos sesiones en las cuales una "mesa mística", un ingenioso artilugio montado sobre unas ruedecillas para facilitar su desplazamiento, se movía hacía unos u otros signos que el mismo Pitágoras y un aventajado discípulo llamado Filolao interpretaban como informaciones llegadas desde el "mundo oculto".

Desde entonces y hasta hoy, la oui-ja y todos los sistemas similares de consulta con supuestas entidades del "más allá" ha evolucionado mucho. En la actualidad, la oui-ja, cuyo nombre proviene del francés, oui=sí, y del alemán, ja=sí, ofrece distintas presentaciones.

Desde la primera patente en 1892 de la oui-ja diseñada por William Fuld (aunque un año antes ya existía un diseño de Elijah Bond), se han desarrollado diversas variantes del peligroso "juego".

Básicamente, las letras del alfabeto extendidas en círculo sobre una mesa, y un vaso que se desplace con facilidad, configuran los elementos esenciales para ejercer la vasografía u oui-ja. Sin embargo el "sistema europeo" se diferencia del "americano" en la disposición de las letras, que pueden colocarse en dos filas paralelas (lo que facilita las sesiones individuales), empleándose en lugar de un vaso, una planchette o master que puede ser utilizado por un solo participante. A partir de allí, se desarrollaron multitud de variantes que van, desde la utilización de una plachette en un rail fijo -frente al que se ha colocado todo el alfabeto en serie- hasta la sofisticada oui-ja. A electrónica.

A lo largo de su historia, la oui-ja ha llegado varias veces hasta los tribunales de justicia, como ocurrió en EE UU cuando la Baltimore Talking Board Company comercializó el tablero, pretendiendo con ello evadir los impuestos de todo "juego infantil". Al final, el abogado de la Baltimore, junto al letrado Washington Bowie, perdieron el pleito debido a la sentencia del juez Knapp. Este, siguiendo las sugerencias de los psicólogos, conocedores de los automatismos musculares que mueven la oui-ja, concluyó que la empresa debía pagar al fisco como si fabricara cualquier otro juego.

Tiempo después, en España, a finales de los años 80, Gabriel Carrión llevó adelante una iniciativa para tratar de advertir sobre los riesgos inherentes de la comercialización en nuestro pais de la OUI-JA como juego infantil.

En este caso, la afamada compañía de juegos infantiles Borrás había comercializado el "inocente"

La investigación de Carrión, que incluye la consulta a numerosos psicólogos y pediatras, es concluyente sobre los terribles riesgos de esta práctica en niños. Entre los profesionales consultados destaca el Gabinete Psicopedagógico de Salud Mental del Ayuntamiento de Elche, que redactó un informe advirtiendo contra los peligros potenciales de la oui-ja. Entre otras cosas decia:

"Los psicólogos aseguran que el juego (oui-ja) crea dependencia, una dependencia negativa para la salud mental del individuo. Le hace introducirse en un mundo fantástico en el que el único que actua es él mismo, pero que le hace crear entidades fantasmagóricas que provocan sensaciones no controlables por él".

El mismo Carrión explicaba que: "Despues de varios años dando charlas en colegios e institutos, podemos afirmar que los niños, a partir de los 6 años, sienten especial atracción por el 'espiritismo', como también llaman a la OUI-JA. Cualquier niño de tercero o cuarto de EGB conoce el tema, o lo ha practicado personalmente".

De hecho, cualquier investigador que haya estudiado mínimamente el problema, podria describir infinidad de casos. En 1989, por ejemplo, recogía en Cádiz un nuevo caso suficientemente representativo. Su protagonista fue un joven gaditano llamado Diego Delgado Hurtado, un adolescente absolutamente absorbido por sus continuas prácticas vasográficas. Casi a diario, el muchacho se enfrentaba, en solitario o en compañia de algún intimo amigo, a la impersonal copa de cristal situada en el tablero.

Lejos de buscar mensajes o informaciones de tipo trascendente, en la mayoria de las sesiones las preguntas de Diego, como las de otros muchos jóvenes, se referían a su futuro inmediato. ¿Aprobaré el examen de matemáticas? ¿Debo acudir al concierto del instituto?
Pero lo más grave no eran sus consultas al futuro, sino su absoluta incapacidad para tomar decisiones sin recurrir a la oui-ja. En cierta ocasión, por ejemplo, el joven inició tímidamente una relación sentimental con una chica de su instituto. Antes de decidirse a profundizar en tal relación, Diego indicó a la muchacha que debia obtener cierto consentimiento familiar para el noviazgo. Ella le invitó a que le presentase a ese familiar, pues sólo así podría juzgarla. A lo que Diego respondió que eso no era posible, ya que su tío (el familiar en cuestión) habia muerto tiempo atrás y solo se comunicaba con él a través de la oui-ja.

Este tipo de casos son mucho más habituales de lo que podemos imaginar, y especialmente preocupantes cuando los adictos son niños menores de 10 años que se encierran en los lavabos del colegio durante el recreo para hablar con Dios, los extraterrestres o los espíritus a través del "juego del vaso".

Actualmente, los psicólogos, psiquiatras y parapsicólogos tienen bien claro que el movimiento del vaso se debe a los movimientos musculares inconscientes que se transmiten a través del dedo. Las experiencias con la oui-ja electrónica (conectada con electrodos a los dedos de los participantes) realizadas en el laboratorio de la Sociedad Española de Parapsicología son concluyentes.

Tanto es así que algunos neurofisiólogos, psiquiatras y psicólogos americanos utilizan el famoso tablero en casos de parálisis cerebral o autismo para comunicarse con el inconsciente del paciente a través de los automatismos musculares. Siempre, eso sí, bajo supervisión médica. Pero ¿qué ocurre cuando alguno de los participantes manifiesta sus traumas, miedos, deseos o neurosis a través de la oui-ja?

Personalmente, he participado en docenas de sesiones de oui-ja, pero recuerdo especialmente una celebrada el 28 de septiembre de 1991. Durante esa sesión, cuya grabación conservo en mi archivo, se manifestó una pretendida entidad denominada "Wolf" que, a través del tablero, nos invitaba de forma sibilina a "viajar a su mundo" desprendiéndonos del cuerpo físico. Si en lugar de observadores críticos, nosotros hubiésemos sido creyentes adictos a la vasografía, es más que probable que alguno de los participantes hubiera intentara suicidarse.

Por Manuel Carballal