Es común hallar como definición a la palabra Tarot, su descripción: un mazo de 78 cartas divididas en 2 grupos denominados cada uno Arcanos Mayores (22 cartas) y Arcanos Menores (56 cartas). Sin embargo, esta definición debe ir más allá en la búsqueda de obtener un concepto y expresión de su verdadero fundamento y significado. Para lograr una correcta conceptuación del mismo, debemos
comprender sus bases psicológicas.
El Tarot parte de principios sociales, espirituales, psíquicos y materiales. A lo largo del tiempo la mayor parte de los Tarotistas (practicantes del Tarot) han hecho caso omiso de estos significados profundos y han preferido la fórmulas simples que son fáciles de interpretar. Sin embargo, al adentrarnos en su causa y objeto encontramos una serie de símbolos que generan una ilimitada información.
Cuando el Tarotista interpreta este simbolismo está evocando imágenes y estados de la conciencia del consultante que le permitirán traducir el hecho, manifestado a través de las cartas, en una interpretación coherente.
Estudiando ambas divisiones del Tarot, se comprende que los Arcanos Mayores son una expresión simbólica del proceso psicológico humano, capaces de mostrarnos a nosotros mismos a través de diferentes etapas de la existencia, hasta alcanzar un estado de plena evolución. Desde este enfoque existen 3 ámbitos que evolucionan a través de la experiencia: una etapa de conciencia o preocupaciones debido a causas externas en nuestra relación con otros; una fase subconsciente en la búsqueda interior por descubrirnos y conocer nuestra más profunda esencia, nuestras acciones y el por qué de ellas; y una etapa superconsciente como resultado de un desarrollo de la conciencia espiritual o de las capacidades psíquicas. A su vez, muestran un modelo del universo en su interrelación con el hombre, por medio de estas etapas evolutivas tanto en materia como en conciencia.
Los Arcanos Mayores, corresponden entonces a imágenes arquetípicas del ser humano y su especie. Por otra parte, los Arcanos Menores nos muestran el orden social subdividido en familia, trabajo, aspecto material, relaciones personales, enfocando la vida como realmente acontece; sin embargo su objetivo es poner en función un método que nos permita obtener una mayor penetración de los que nos afecta diariamente, enriqueciendo el conocimiento sobre la experiencia humana con su entorno inmediato. Este conocimiento nos proveería de las causas de nuestras acciones, verdaderos deseos y objetivos. En la unión de Arcanos Menores y Mayores se obtiene un significado inequívoco de la unidad entre espiritualidad y materia, entre el mundo que nos circunda y el mundo en que nos desenvolvemos, aprendiendo que ninguna situación, cualidad o característica personal y social existe en forma aislada sino en combinación con otras conformando un todo único.
Los contenidos psíquicos que se perciben a través del Tarot parten del inconsciente del consultante, por lo tanto, éste proyecta sus preocupaciones, ideas y conocimientos que bajo un patrón de símbolos ya establecidos se unificarán logrando que el Tarotista haga contacto con el problema o situación específica. Debemos recordar que la conciencia delega en el inconsciente la solución de los problemas que nos plantea la experiencia en nuestra actividad consciente. En este departamento de nuestra mente se hallan las causas, razones y por tanto, consecuencias de nuestros actos. Si el inconsciente retiene toda esta información y lo vuelca en el Tarot a través de sus imágenes representativas de nuestro mundo cotidiano y, aún más, del arquetípico, será entonces capaz de mostrarnos una solución o las consecuencias que los hechos pasados o presentes tendrán en el futuro. La conducta humana es motivada inconscientemente por impulsos de índole emocional, así que los móviles profundos de nuestro comportamiento se mantienen ignorados por la conciencia. Las imágenes psíquicas producidas de modo espontáneo por el inconsciente durante el análisis con el Tarot presentan una estructura descriptiva del estado psíquico de individuo que equivale a su estado material en su relación con el ambiente en que se desenvuelve y personas con que se relaciona. Si el Tarot hace contacto con las circunstancias actuales logrará construir la realidad futura como consecuencia de los hechos presentes. Basta que el consultante dirija su atención al problema, para desencadenar como respuesta imágenes descriptivas asociadas. Esto se comprende a través del sincronismo, el cual se define como la interacción simultánea entre hechos diversos sin conexión aparente, integrándose como aspectos igualmente diversos, pero conformando una misma realidad. Este fenómeno se hace evidente durante el proceso de barajeo, en el cual diferentes imágenes (cartas) con igual número de diferentes significados se agrupan bajo un mismo patrón que conformará la base de la interpretación.
El dominio y conocimiento del Tarot nos permite comprender en nosotros y en las circunstancias que nos rodean las experiencias y fuerzas representadas en las cartas. El objetivo no son los significados fijos, sino un medio a través del cual podamos obtener una mayor penetración en el acaecer de la vida y la forma en que nos afecta. Cada arcano enriquecerá nuestro conocimiento de la experiencia humana y el punto a que cada uno llegue dependerá de la relación que establezca con el Tarot, ya que podemos conocerlo, pero solo llegará la comprensión y el beneficio que puede aportarnos cuando nos hagamos partícipes de su funcionamiento.
Zara Gómez L.
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